Capitulo 2 -> Coincidencias

- Bueno. Aquí las tortitas son deliciosas – Me miro con expresión divertida – Mi madre cocina genial.
- ¿Tu madre?
- Sí. Mis padres son los dueños, por eso se que es bueno. Ve a sentarte allí, cerca de la ventana, es el mejor sitio.
- Esta bien…

Me fui hacia la mesa mientras Daniel pedía las tortitas a su madre. Me senté junto a la ventana y apoye mi cabeza en la mano mientras miraba a través de las finas cortinas. Me preguntaba que narices hacia aquí. Sí, no había peligro de que Daniel me hiciera nada pero aun así no estaba muy segura de que hacia aquí, tenia cosas que hacer y aún así le seguía el rollo. Quizá no debía hacerlo. O quizá si y así me libraba de una vez de él.

Al poco tiempo volvió y se sentó delante de mí. Yo no me moví un centímetro, no me apetecía, el se quedo mirándome sonriente y yo incomoda le mire de reojo.

- ¿Qué pasa? – pregunté
- Nada ¿No puedo mirarte?
- De esa forma no. Me das escalofríos

Estaba pensando que era muy hermosa. No lo necesito.

- Bueno. Pues mírame tu tambien a mi, así a parte de no sentir que hablo con tu pelo no te sentirás incomoda.

Le mire con desgana.

- Si así me dejas en paz…
- ¡Oh vamos! ¿Qué te pasa? Ya te dije que sentía lo de las gafas. ¿Estas aún enfadada o qué?
 - No estoy enfadada por las puñeteras gafas. Ya ves que tengo otras de repuesto, mi madre es oculista y me conseguirá otras. Lo que pasa es que primero, no te conozco y me has invitado a comer porque si y no te has despegado de mi desde que nos chocamos, tengo cosas que hacer y mírame aquí estoy.
- Bueno. Pero merecerá la pena por las tortitas. – Respondió mientras se reía.
- Bah…
- Tienes carácter, me encanta.

Le lancé una mirada llena de repulsión y se echo a reír. Al poco rato llegó la madre de Daniel y trajo las tortitas, me las comí sin decir nada en todo el resto del tiempo que estuvimos allí. La verdad es que Daniel tenía razón y estaban riquísimas, me las comí con ganas y cuando acabamos Daniel se despidió de sus padres y salimos de allí.

- Bueno. ¿No crees que están deliciosas?
- Están ricas… - refunfuñé - ¿Me dejaras en paz ya?
- Claro. ¿Dónde vives? – respondió entusiasmado
- A ti te lo voy a decir… - murmure
- Entonces tendrás que volver sola. Y calculando que vas a ir andando hasta la universidad… creo que te queda lejos. Y el metro tambien esta lejos.
- Entonces déjame en la universidad, pero no te diré donde vivo, porque a ti no te importa.
- Muy bien. – Se acerco al coche abrió la puerta e hizo una reverencia – Pase a su carruaje
- Que te den. – Dije mientras entraba al coche. El respondió riéndose a carcajadas

Se sentó en el asiento del piloto y se puso el cinturón. Al llegar a la universidad la oscuridad de la zona y su soledad me dio cierto respeto, y sin mi bici no tenia la misma gracia ir de la universidad a casa sola, además tardaría mucho.

                -Bueno María. Hasta aquí hemos llegado
                -Em…Daniel…
                -¿Si?
                -Me puedes… - Agache la cabeza avergonzada – ¿Puedes llevarme a casa?
                - ¿No decías que querías ir sola y que no me dirías donde vives?
                -Bueno si pero… esto… ¡Es muy tarde! ¡Me reñirán! Si, eso…
                -Bueno… si es lo que quieres…
Arrancó y se dirigió hacia donde yo le indicaba. Creí que había desistido en su intento de hablarme, eso o se había cansado, pero no era así.

- ¿Ponemos música?
- A saber que escuchas tu…
- A saber que escuchas tu tambien. La pondré igual. Si no te gusta dilo.

Sacó un CD de la guantera y lo puso.

- Este CD lo grabe yo. Tiene mis cantantes favoritos. Espero que le guste a la damisela.

Puso la primera canción y sonó Decode de Paramore. Era una de mis canciones favoritas. Al rato no pude evitarlo y me puse a cantar.

- Creí que no te gustaría. Aunque pensé que serias el tipo de chica que le gustaría esta música.
- Es una de mis canciones favoritas. Paramore es increíble.

Acabamos cantándola a dúo, el aburrimiento debería ser realmente más grande de lo que pensaba para que hubiésemos acabado así.

“The truth is hiding in your eyes and it's hanging on your tongue just burn in my blood but you think that I can't see”

Luego sonó Uprising, de Muse, esta no la conocía a pesar de que me encantaba Muse.

- Esta tambien es genial – Dijo Daniel – Pero no la cantas, así que debe ser que no conoces a Muse.
- Si que los conozco pero esta no la e oído nunca.
- Bueno damisela. Su carruaje ha llegado.

Paró el coche y se quito el cinturón yo hice lo mismo pero cuando iba a bajarme me agarro. Me zafé de el con un movimiento y le mire a los ojos. Vi su pasado. Vi cuando sus padres abrieron la cafetería, tambien vi su cumpleaños, su primer día de escuela, su primer día de instituto, su primera novia, su primer día de universidad, su último cumpleaños (tenia veinte años, o sea, uno mas que yo)… Tambien vi su futuro, le vi besándose con una chica de pelo castaño con flequillo y un vestido blanco junto a una fuente, sacándose un doctorado en biología y comprándose un piso de puta madre. Pero no vi su muerte…

- No me toques… no me gusta… - murmuré
- Ah… bueno… lo siento… Esque quería darte una cosa.
- ¿Ah?

Sacó el CD y me lo dio.

- Escúchalo, si no te gusta dilo y me lo devuelves.
- ¿Cómo te lo voy a devolver?
- Ya lo verás – me guiñó un ojo – De echo mañana lo verás
- ¿Eh?
- Se hace tarde. Adiós.

Me baje del coche y me dirigí hacia casa. Me gire en el portal para despedirme y él arrancó y se fue.  Cuando entré a casa mis padres estaban viendo la tele. Olía a comida, y si ellos no estaban comiendo es que ya habían comido sin mí. Por suerte no les extrañaba que llegase tarde porque siempre llegaba tarde. Ser puntual no era una de mis virtudes.

Entré al salón, les saludé y me subí a mi cuarto.  Puse el CD que me regaló Daniel. Estaba bastante bien, había más canciones de Muse y Paramore, además de algunas de Slipknot, Mago de Oz, Green Day y Pignoise, entre otros, al menos tenia gusto para la música por muy cansino que fuera.

Me fui a dormir pronto porque al día siguiente tenia que levantarme pronto para ir a la universidad. Tendría que haber ido una semana antes a mirar las listas, pero así me quitaba de agobios innecesarios. Me puse un camisón de color azul cielo, mi color favorito, puse el despertador y me fui a dormir.

A la mañana siguiente me desperté. Eran las seis de la mañana, la hora a la que puse el reloj, estaba muerta de sueño, después de haber estado desde el veinticinco de Junio hasta el trece de Septiembre durmiendo hasta las dos de la tarde era complicado despertarte de golpe a porrazo a las seis de la mañana.

Me desperecé, hice mi cama y me fui a duchar. Me peiné y me puse unos vaqueros azules, una camisa blanca y unas deportivas blancas y azules. Bajé a la cocina, mis padres, por supuesto, no se habían despertado aún, de hecho no tenían que despertarse hasta las ocho de la mañana y a esa hora yo ya no estaría allí. Desayuné rápidamente y me cepillé los dientes, cogí mi mochila (que pesaba un montón) y me fui rápida.

Cogí mi bici y me fui a la universidad. En veinticinco minutos ya estaba allí.

La universidad estaba abarrotada. No encontré a Diana, Cristina e Isabel por ningún lado, así que me las tuve que apañar solita para encontrar mi clase. Cuando la encontré entré y elegí el sitio mas apartado que pude encontrar, para no estar en contacto con nadie por error ni mirar a nadie a los ojos.

La clase pasó tranquila, aunque más bien fueron todo presentaciones. Cuando la gente quiso acercarse a mi me aparte como siempre hago, y procuraba no mirarlos a los ojos. Antes para no oír sus pensamientos, los cuales venían a mi todos a la vez, llevaba siempre mi I-pod negro para no tener que escuchar y así evitar mis muy frecuentes dolores de cabeza.

Cuando acabaron las primeras clases me fui a comer, tardé bastante en encontrar el comedor. Cuando acabé  de comer y me dirigía al campus a pasar el rato hasta la siguiente clase cuando, por el pasillo, empecé a oír música, esta la conocía, era Give Me A Song. Cada vez la oía mas alto, así que al final me giré rápidamente para ver que porras era, al hacerlo vi a Daniel detrás mío, con un I-pod blanco y uno de los auriculares puesto, el otro estaba casi pegado a mi oreja y no me había  dado ni cuenta.

- ¿Te gusta? Es genial – Dijo con una sonrisa
- Si. Si me gusta. Pero tu me estas hartando un poco ¿De donde narices sales si puede saberse?
- Estudio aquí. Estoy en segundo de Biología.
- ¿¡Qué!?
- Eso. Por eso me reía ayer, porque íbamos a ir a la misma universidad ¿No te hace ilusión?
- Sinceramente no – Suspiré

Me di media vuelta y seguí andando hacia fuera, entonces me cogió de la camisa y me gire al instante para soltarle de mí.

- ¡Te he dicho que no me gusta que me toquen!
- Y no te e tocado. Por eso te agarré de la camisa.
- ¡Me da igual! ¡Es casi lo mismo! ¡No vuelvas a hacerlo!
- Perdona… Esque quería preguntarte algo…
- ¡¿Qué!?
- Bueno. El sábado tengo que ir a una tienda a comprar unas cosas. Me gustaría que vinieses conmigo.
- ¿Y eso porque? ¿Acaso no hay más gente en el mundo?
- Sí. Pero todas ellas son muy distintas a ti.
- Que halagador.
- No intento serlo. Es lo que pienso.
- Está bien. Si no tengo nada mejor que hacer quizá y solo quizá me lo piense.
- Entonces no esta todo perdido. Como vi antes que tenias prisa por irte te dejare en paz, pero mañana espero que comas conmigo
- En tus sueños

Y dicho eso me fui, a paso rápido, pero tampoco corriendo mientras oía como se reía.

Las siguientes clases las pase bastante aburrida, aunque me interesaban bastante no conseguía concentrarme porque cada vez que miraba a los ojos al profesor, sin poder evitarlo, al rato oía sus pensamientos. Realmente el pobre hombre estaba muy desmotivado y tampoco tenía un sueldo como para echar cohetes.

Al ir a salir para irme ya a casa encontré a Diana y Cristina, pero Isabel no estaba.

- ¿Adonde os habéis metido? Os llevo buscando todo el día ¿Y donde esta Isabel?
- Estábamos cada una en su clase. –Dijo Cristina- También te estábamos buscando, te hemos buscado en la comida y hemos comido lo más rápido posible para seguir buscándote, y tambien te buscamos por el campus y no estabas, y por si no lo sabes esto es enorme y es difícil encontrar a una persona.
- E Isabel a encontrado un chico que le gusta – Dijo Diana – Ayer le gustaba Daniel, anteayer Marcos y hoy le gusta un tal Andrés, sinceramente no se si algún día se decidirá, de momento a pasado de nosotras para ir por ahí con este a hablar.
- En cuanto ve un tío bueno le sigue a cualquier lado… - Se lamentó Cristina.
- Bueno – Dije – Si ella es feliz así. ¿Vais a ir a algún lado?
- Yo sí – Dijo Diana – Voy a salir con unas viejas amigas, hace mucho que no las veo y me hace mucha ilusión así que iré directamente allí, no quiero llegar tarde.
- ¿Y tú Cris?
- No, yo me iré a casa directamente.
- Te acompaño – Dije

Diana se despidió de nosotras tras mirar su reloj y salio corriendo mientras nos despedíamos de ella hacia un banco cercano, se sentó y se puso unos patines y desapareció de nuestra vista en poco tiempo. Yo acompañe a Cristina a su casa, esta estaba cerca de la mía, una manzana mas adelante, así que yo llegaba primero.
Estuvimos hablando por el camino de nuestras cosas, la expliqué lo que hice ayer con Daniel, ya que me lo preguntó.

-Se le nota que le gustas –Dijo Cristina
-¿Ah si? Pues bien por él
-Dale una oportunidad mujer, seguro que no pasa nada. Mírale, esta bueno, tiene coche, esta haciendo la misma carrera que tú, pero a un curso mas alto, con lo cual te puede ayudar, es simpático y esta coladito por ti ¡Aprovecha un poco mujer!
-Ya te dije que paso de chicos… en cuanto les toque veré como morirán y ningún chico querrá estar conmigo sabiendo que no me podrá tocar jamás, que jamás me podrá acariciar ni me podrá besar porque entonces veré toda su vida, y jamás podrá hacerme una sorpresa, porque siempre lo sabré y tendré que enfrentarme a su muerte, tendré que saber todas sus desgracias incluso sabiendo, que aun amándole yo no puedo hacer nada por el… no quiero eso Cris…
-Oh… ¿Con este tambien?
-Me cogió la mano para evitar que saliera del coche y darme un CD con música que grabo el hace tiempo y que se le antojó darme… Vi toda su vida, o por lo menos una parte… Vi a sus exnovias así como las que tendrá en un futuro, le vi de niño y le e visto de viejo, y sé lo que piensa al mirarle a los ojos, y es difícil no hacerlo porque los tiene preciosos, da igual que me ponga las gafas, no puedo evitar mirarle… aunque no vi su muerte…
-¡Quizás eso sea una señal! ¡Vamos mujer! Oportunidades como estas solo las tiene Isabel, y las echa a perder en pocos meses…
-Lo sé… Pero a veces no es así de fácil… me considerara un bicho raro, como todos y les e tenido que hacer olvidar todo, he tenido que hacer que se olviden completamente de mi y de todo lo que pasaron a mi lado. Y sabes que después de borrar sus memorias no vuelven a hablar conmigo… pierdo buenos amigos por estas cosas…
-Quizás en un futuro consigas que ese poder no sea tan toca pelotas…
-Quizás… Quizás no…

Nos paramos frente a su casa y me despedí de ella. Me preguntó si quería ir por ahí con ella y yo le respondí que no. Estaba destrozada porque casi no había dormido. Me preguntó el porqué y le conté de mis sueños, puso cara de preocupación y se despidió de mi.

Cuando iba hacia casa me encontré a Isabel con el chico ese, el tal Andrés. Era un chico alto, delgadito, con el pelo corto y pelirrojo, vestía estilo emo y llevaba unos cascos enormes de color negro colgando en el cuello. Isabel iba agarrada a su brazo, hablando con el y riéndose a carcajadas… me dio tanta envidia…

Entré a casa y me tiré en el sofá. Mis padres estaban trabajando, lo cual me dejaba con la satisfacción de tener la casa para mi sola, pero tampoco tenía ganas de hacer nada así que me quedé allí un buen rato haciendo “zapping”

Al rato me quedé dormida, ya que últimamente no merece la pena ver la tele.

Tuve un sueño, o quizá una pesadilla muy rara. Estaba en mi cuarto. Había una niña con el pelo peinado igual que el mío pero negro y con los rasgos parecidos a los de mi abuela, solo que su nariz era un poco más grande y sus carrillos eran mucho mas sonrosados. Era una niña muy mona. Llevaba una especie de túnica, o un vestido raro, de un color blanco muy brillante y unas manoletinas de color negro. Tenía colgando en el cuello una cruz y llevaba una pulsera de un color negro azulado muy raro en su mano derecha. En el sueño la niña me habló. La mitad de las cosas que dijo no las entendí. Solo entendí algunas palabras sueltas “ver” “elegido” “ayúdame” “encuéntrame”


CAPITULO I: http://yosoyotaku.blogspot.com/2011/11/lo-que-veo-en-tus-ojos-capitulo-i.html

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